JUGUETES: Jeroglífico de versos, por Wendy – Febrero 2013
¿Qué
tal si hoy realizamos un juego?... Un juego al que llamaremos “el jeroglífico
de versos”… ¿Os apuntáis?...
Un
jeroglífico es una especie de acertijo que consiste en poner dibujos en vez de
palabras y adivinar lo que quiere decir. Este era el sistema mediante el que
escribían los antiguos egipcios y se caracterizaba por el uso de signos que
significaban sonidos, palabras e incluso frases enteras:
Pero
no era tan fácil como parece a simple vista, pues aunque muchas veces los
símbolos eran simplemente figurativos y se referían a la misma cosa que
representaban, pero en otras ocasiones no era así, sino que hablaban de
sentimientos y otros conceptos más abstractos y entonces era más complicado:
Pero
tranquilos, lo nuestro va a ser mucho más sencillo…
Un
jeroglífico también es un pasatiempos de los que aparecen en las revistas y
periódicos, por ejemplo:
Pues
si hay una “CASA” y una “KA” las dos juntas forman una “CASAKA”, o sea, una
CASACA, que es una prenda como una cazadora o guerrera militar.
¡Está
tirado!... pero no siempre es tan fácil… o si no, adivinad la siguiente:
¿Eh…?
¿A que es más complicadillo?
Bueno,
pues nuestro juego va a consistir en esto más un poco de poesía y para ello he
elegido una de Rubén Darío, el famoso
poeta nicaragüense que hablaba de princesas, cisnes, lunas, estrellas y demás.
El poema seleccionado se titula “A
Margarita Debayle” y es un cuento que comienza así:
Margarita está
linda la mar,
y el viento,
lleva esencia
sutil de azahar;
yo siento
en el alma una
alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy
a contar
un cuento:
Fijaros
cómo cogemos los tres primeros versos y los convertimos en jeroglíficos:
¿A
qué está chulo?.... Bien, pues ahora os pondré la siguiente estrofa y vosotros
deberéis adivinarla, ¿vale?...
Espero
que lo hayáis adivinado y si no, no ocurre nada, porque ahora podréis leer este
bonito poema completo. Pero antes de que se me olvide, la solución al
jeroglífico “Es algo para el cuello”,
era CADENA, es decir: CAD en A…
¡Hasta
el mes próximo!...
A MARGARITA
DEBAYLE, por Rubén Darío.
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
* * *
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
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