DIBUJAVIER: El crédito de las tarjetas, por Javier Alamán Sánchez

Plantearse la señalada actividad de diseñar una tarjeta de Navidad es algo que cada año me sume en una contradicción. Por una parte es un interesante ejercicio de estilo y por otra es una ardua lucha entre el tópico estereotipado y la vuelta de tuerca que pueda ofrecer algo tan manido como es el Christmas. Por supuesto, con el alumnado de la ESO supone explicar un montón de claves que hagan que al final todo haya merecido la pena.

He aquí mi planteamiento:

Cómo es necesario tener los Christmas a  dos semanas de las vacaciones de navidad, suelo empezar a plantearlo la última semana de noviembre. Así está asegurado que estén corregidos, que haya habido un concurso donde se seleccionen los ganadores (por curso o por ciclo) y que estas tarjetas ganadoras puedan escanearse y llevarse a imprenta para imprimir las felicitaciones  a repartir por la comarca y organismos oficiales.

A los alumnos les inculco la importancia de un boceto que cuente una historia, que sea narrativo y que, no necesariamente, lo asocien a la religión y sus omnipresentes imágenes. Es decir, belenes, portales-establo con la Familia y animales, la chimenea y los calcetines, el Papa Noel, los cirios y el muérdago, etc. Es obvio que es imposible y que algo de esto siempre sale, pero procuro decirles que a veces una idea de Christmas se puede asociar a un paisaje invernal, un árbol decorado o a elementos metafóricos (y cargados de esa simbología religiosa) como son una estrella, unas coronas, unos camellos, etc.

Planteado el reto, es cuando los alumnos se muestran “oxidados” en creatividad y en el acabado formal. Así que les proyecto ideas de  bocetos decentes y de otros indecentes (o sea el de las cuatro rayas que se hacen en apenas diez minutos). Les digo que el formato final será 10 x 21cm, así que se dobla un folio Din- A4 en tres partes y cada tercio equivale a la tarjeta. Aquí es donde empieza el reto de la composición. Tema muy importante y que de manera natural, no muchos chicos aciertan. Tener un formato tan vertical u horizontal, según se quiera elegir, supone un terreno que hay que rellenar con un dibujo cuya composición tiene que funcionar. Así que en la segunda clase, cuando ya han traído sus bocetos, me paso mesa por mesa y vemos lo que funciona o no. La primera pasada, suele ser descorazonadora, efectivamente por lo general, los dibujos son torpes bosquejos, centrados en el formato y sin ninguna gracia, ni idea narrativa que se precie. En la tercera clase se suele volver a reforzar la idea de composición y de las metáforas y otros recursos expresivos. En la cuarta ya se ven bocetos por donde tirar, por supuesto a estas alturas tenemos al menos tres ritmos de trabajo: los que se han puesto “las pilas” y ya tienen la idea, los que deben mejorarla para empezar y los que no tienen n-a-d-a…y normalmente cumplen el expediente con algo que no llega al aprobado.


Claro ejemplo de boceto malo

Ahora que ya tenemos la idea, y una interesante composición, toca la resolución técnica. Entonces les planteo lo que significa trabajar por capas. O sea usar diferentes fondos para nuestro dibujo y luego recortar lo que se precie para sacar una tarjeta compleja y variada en color. De esta manera surgen salpicados de pintura blanca sobre cartulina negra, collages, troquelados y todo un repertorio de trucos que concluirán en un trabajo complejo y muchas veces digno de un ilustrador profesional.


En este ejemplo podemos apreciar como el alumno ha usado el planteamiento de las capas para contrastar un fondo de cartulina negra salpicado de témpera blanca y las imágenes más claras en cartulina blanca, de la luna y el “árbol-pista de hielo” (brillante metáfora) en donde un regalo patina (buen uso de la personificación). De esta manera el resultado es impecable.

Veamos unos ejemplos comentados del buen hacer de los alumnos de la ESO:

El recurso del árbol siempre da buenos resultados y simplifica mucho la preocupación que tienen los chicos a la hora de dibujar algo complejo. Un abeto navideño puede geometrizarse en varios triángulos superpuestos, un solo triángulo, o un dibujo a mano alzada simple o más figurativo. Además de ser un poderoso símbolo navideño, admite todo tipo de recursos, desde la metáfora a la personificación, desde la hipérbole a la sinécdoque. Uno de los esquemas que deben romper los alumnos es el dibujar de manera muy clásica y figurativa, y el de aplicar el color de la manera más realista. Como puede verse en este repertorio hay mucha variedad y ejemplos realmente buenos.


Otro de los dibujos recurrentes de los chicos es usar la estrella. Bien como protagonista o como acompañante de alguna idea de diálogo entre motivos navideños.


Y si se combinan elementos navideños como los dulces, las campanillas, los gorros de Papá Noel, las coronas de los Reyes Magos, las bolas decorativas del árbol, los regalos, calcetines invernales, etc., pueden aparecer ideas tan brillantes como aquí se muestran. Como siempre, en más de una tarjeta, les inculco a los alumnos que no hace falta ser un hábil dibujante (complejo que llevan muchos encima si no lo consiguen) para hacer una postal realmente buena.



¡Feliz navidad a todos y que la creatividad siempre nos alegre cada año!


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