PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic: Grecia antigua, por Fe.Li.Pe.


En la pintura anterior, realizada sobre una vasija, podemos ver a Aquiles y Ajas jugando a los dados… Si observáis bien os daréis cuenta que predomina el dibujo sobre los colores y las figuras son bastante estilizadas y simples, pero resultan muy expresivas y vivas. ¿No se parecen a las de los cómics?...
El caso es que en el periodo prehelénico se decoraban los muros de los edificios principales con pinturas sobre estuco (una pasta compuesta de cal apagada, mármol pulverizado, yeso y pigmentos naturales, que tiene la propiedad de endurecerse con bastante rapidez en contacto con el dióxido de carbono del aire y se utiliza para enlucir paredes y techos), que representaban paisajes, diferentes ceremonias, tanto cortesanas como religiosas, y, sobre todo, escenas bélicas, poseyendo sus figuras un notable efecto de movimiento, vida y expresión. Y como ejemplo, aquí os dejo esta fiesta taurina donde vemos a un enorme y fiero toro que es burlado por tres jóvenes acróbatas cuyo fresco fue hallado en una de las paredes del palacio de Cnosos, en la isla de Creta, donde este animal era considerado un semidiós e incluso llegó a existir un ser con cabeza bobina y cuerpo humano, el minotauro, ¿conocéis la leyenda?...


Así mismo, encontramos las decoraciones de vasijas representando, sobre todo, figuras geométricas y, en escasas ocasiones, a diferencia de lo que ocurrirá en épocas posteriores, la figura humana, estilizada y desprovista de detalles, como comprobaréis en la siguiente serie de cinco preciosos recipientes:
Posteriormente, la pintura propiamente griega se divide en tres periodos:
La época arcaica, hasta el siglo V a.C., donde la influencias asiria y egipcias tienen una gran importancia y se reconoce, principalmente, en las representaciones de la vida cotidiana sobre vasijas apareciendo la figura humana, menos estilizada, sobre un fondo amarillo o rojo. Y seguidamente acuden en nuestra ayuda cuatro valientes guerreros realizados en con una simpleza absoluta:


Luego llega el periodo que va desde el siglo V hasta mediados del IV a.C., el cual es conocido como “el de la elegancia nacional”, en el que destacan los trabajos de artistas conocidos, como Polignoto (Πολύγνωτος), hijo de Agalofon, y que está considerado como el primer pintor de la Antigüedad. Nacido en Tasos, vivió casi toda su vida en Atenas, pintando en esta ciudad cuadros, todos murales, como “La toma de Troya”, en las paredes de la Stoa Pecile (Pórtico de Pisianacte, un monumento erigido en un enclave privilegiado al norte de la Ágora de Atenas), o el fresco en honor de la bodas de las hijas de Leucipo de Mileto, en el Anaceo, o el de “La batalla de Maratón”, en el pórtico de Atenas; sin embargo, su pintura más importante fueron los frescos en la galería del palacio de Delfos, cuyo tema era la visita de Hades por Odiseo y la toma de Troya de la cual solamente nos queda constancia escrita; empleaba pocos colores y bastante simples, siendo su arte bastante primitivo, de un simpleza casi infantil, pero poseyendo sus dibujos una extraña belleza, sobre todo en las figuras individuales, destacando su realismo, como en su famoso “asno”, la “liebre” o las mujeres con velos transparentes, aunque no es el caso de este grupo de bailarinas entrelazadas con sus manos y cuyos trajes tienen profusión de colores.


A él le siguió Apolodoro, de quien se dice que fue el inventor del claroscuro, Zeuxis y Parrasio. Las figuras de este tiempo eran ejecutadas en el mismo plano y, para dar la sensación de profundidad, simplemente eran colocadas unas encima de las otras, en dos o tres filas, siendo las más lejanas algo más tenues y pequeñas que las más cercanas. Los colores empleados eran pocos y simples, teniendo más importancia el dibujo que el relleno y la representación realista y expresiva de las figuras, tanto humanas como animales. En este periodo también encontramos vasijas de figuras rojas sobre fondo negro, aunque no es raro encontrar, así mismo, figuras polícromas sobre fondo blanco.


Esta es la batalla de Issos donde el gran Alejandro derrotó al emperador persa Darío III lo que le abriría las puertas de Asia, esta pintura es un mosaico al que, lamentablemente, le faltan algunas piezas, pero podemos ver, a la izquierda, a Alejandro montado sobre Bucéfalo y persiguiendo al derrotado Darío quien huye en su carro. Esta obra nos lleva hasta la era alejandrina o de difusión, a partir del siglo IV a.C. hasta el momento en que Grecia cayó en poder del Imperio Romano. En este momento aparece la figura de Apeles, quien representaba, sobre todo al insigne Alejandro Magno, sin embargo este arte fue evolucionando hacia un barroquismo decadente lleno de voluptuosidad y de vulgaridad de asuntos. Las vasijas se transforman en grandes ánforas decoradas, apareciendo el relieve de color negro o rojo.
La pintura griega era un género puramente decorativo carente de perspectiva del cual se conservan pocas muestras en algunos museos europeos, sobre todo en ánforas y otros tipos de vasijas, así como algunos mosaicos de pavimento y placas de arcilla pintadas, pero no es de extrañar ya que los pintores griegos desarrollaron su arte, sobre todo, en murales cuyas paredes sustentadoras han desaparecido, aunque tampoco despreciaron otros procedimientos, representando escenas de la vida cotidiana de los humanos, tradiciones, leyendas mitológicas y momentos históricos. Para muestra, esta procesión de sacrificio de un cordero a las Cárites y que es una pintura realizada sobre madera, hallada en Corintia y que data del 540 al 530 a.C.:


A causa de la ausencia de obras de calidad para su estudio, los expertos recurren a la cerámica, de la que existen numerosas piezas, aunque aquí se tienen que limitar a superficies curvas y una paleta bastante escasa de colores que pudieran soportar el calor del horno, sin embargo, la pintura sobre vasijas era considerada en la antigua Grecia como un arte menor.
Las características generales de la pintura griega se basan en su uso decorativo de las obras arquitectónicas de todo tipo, tanto civiles, como religiosas, aunque también se pintaban los ropajes y el cabello de las esculturas y alguna vez la piel, lo cual era considerado un arte en sí mismo. Pero se sabe que las pinturas más valoradas por entonces eran las realizadas sobre tablas, sin embargo, debido al carácter perecedero y frágil de este soporte, no nos ha llegado ninguna obra de este estilo hasta nuestros días, si exceptuamos las tablillas funerarias halladas en Egipto, los retratos de Fayum.


En sus orígenes la pintura griega estuvo asociada a las formas geométricas de influencia egipcia y asiria, pero pronto adquiriría su personalidad propia con innovaciones consistentes en la introducción de una nueva visión del cuerpo humano apartándose de la frontalidad, un rudimentario uso de la perspectiva mediante la superposición de figuras, el naturalismo que no será superado hasta la llegada del Renacimiento, la aparición de los pliegues y los objetos curvos y el descubrimiento del claroscuro, como “El rapto de Perséfone”, pintada sobre el muro de una tumba del complejo funerario de Filipo II de Macedonia, y en el que podemos comprobar el gran realismo y movimiento de las figuras:

Así pues, las superficies más empleadas fueron los muros, tablas de madera, losas de terracota y mármol, así como, aunque con menos frecuencia, marfil, cuero, pergamino y lino. Las técnicas pictóricas más utilizadas fueron el temple, la encáustica y el fresco, utilizando para ello los colores rojo, amarillo, negro, blanco, verde, azul, púrpura y marrón, aunque sobre las vasijas simplemente usasen cuatro pigmentos y sus combinaciones: rojo, amarillo, blanco y negro. Y la técnica fue avanzando a medida que los artistas iban aprendiendo de sus antecesores consiguiendo una gran calidad y plasticidad cuya finalidad, además de la decorativa, era contar historias, inmortalizar momentos cruciales para Grecia o dejar constancia de la vida cotidiana de sus contemporáneos… Y nada más por hoy. ¿Nos vemos en Roma?...


Comentarios

Entradas populares de este blog

PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic: Roma, por Fe.Li.Pe.

MIS AMIGOS LOS LIBROS: El camino, de Miguel Delibes, por Ancrugon – Abril 2013

CREERÉ: Capítulo 2: Crisis, por Ángeles Sánchez