PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic: Prehistoria, por Fe.Li.Pe. – Abril 2013



La necesidad del ser humano de expresarse viene desde el primer momento que tuvo conciencia de sí mismo y de sus necesidades, desde las más concretas hasta las más abstractas, así como de lo indefenso que estaba frente a los elementos cuyo dominio escapaba a sus fuerzas. Y uno de los medios más socorridos que tenía a mano, hasta que se inventó la escritura, era el dibujo y, de esta forma, desde la misma infancia de la especie, los humanos garabatearon paredes y objetos con sus más o menos toscas representaciones de la realidad.

Por ello, se podría afirmar que los primeras muestras de lo que luego llegará a denominarse cómic, o tebeo, nacieron en las mismas cuevas rupestres donde nuestros antepasados prehistóricos pintarrajeaban animales, personas o escenas que representaban sus acciones cotidianas o los alimentos que les mantenían con vida. Según dicen los expertos, estas representaciones poseían una cierta finalidad mágica o religiosa, como la de favorecer la caza o la resolución de alguna batalla o el hecho de favorecer la fecundidad… pero todo son especulaciones, pues nadie quedó de aquellos para que lo pudiera contar y, posiblemente, tan válido sería decir que lo único que pretendían era pasar el rato… 

Petroglifo Piedra Horizontes, Sasaima, Cundinamarca (Colombia)

Pero bueno, dejando aparte las hipótesis podemos afirmar que las pinturas rupestres son los dibujos o bocetos de la era prehistórica, es decir, anteriores a la invención de la escritura, que se realizaron sobres rocas o paredes de cavernas por las manos del ser humano. Entre ellas englobaremos también los grabados sobre piedra, o petroglifos, que se realizaban por medio de la percusión o erosión con algún instrumento punzante. Pero ¿cómo han podido llegar hasta nuestros días?, os preguntaréis, pues por la sencilla razón de que normalmente las llevaban a cabo en lugares bastante reservados de las inclemencias meteorológicas por lo que ni el viento, ni la lluvia, ni la luz, ni los cambios bruscos de temperatura las desgastaron.

Estas pinturas y dibujos son las representaciones artísticas más antiguas de las que se tiene conocimiento datando, las más alejadas en el tiempo, de más allá de 40.000 años, encontrándose ejemplos de las mismas en todos los continentes habitados por la especie humana, lo que demuestra la capacidad de expresión espiritual y abstracción de los hombres y mujeres de aquellas épocas tan lejanas, capacitados ya para la creación sistemática y artística. Aunque algunas de ellas están bastante elaboradas y técnicamente desarrolladas, la mayoría son simples bocetos  o esquemas que simbolizan, generalmente, animales, personas y figuras geométricas.


Cueva de Altamira, Cantabria (España)

Durante el Paleolítico sólo se representaban animales y líneas, tal vez como ritos iniciáticos de caza, sin embargo, en el Neolítico la gama se amplía y, además de animales y figuras, aparecen dibujos de seres humanos, el medio ambiente, manos y las estampas de la vida cotidiana de las tribus. Así, entre los primeros, podemos encontrar pinturas de bisontes, caballos, mamuts, ciervos, renos… algunos de ellos heridos por lanzas o flechas. Las técnicas variaban muy poco de un lugar a otro, a pesar de las enormes distancias que les separaban, utilizando, principalmente, uno o dos colores, aunque  con alguna incursión de otras gamas, en general se puede decir que la paleta abarcaba el negro, el rojo, el amarillo y el ocre, cuyos pigmentos estaban elaborados especialmente por vegetales, carbón y compuestos minerales como la hematita, la arcilla o el óxido de manganeso, aglutinado todo mediante grasas animales o resinas vegetales. Para pintar utilizaban los dedos y las manos, aunque también podían espolvorear la pintura escupiéndola con la boca o mediante cañas huecas finas para remarcar lo contornos, pero para ello también se llegó a utilizar ramitas quemadas en función de lápices. Al mismo tiempo también era frecuente utilizar salientes de rocas para darle la sensación de volumen a las imágenes.
Los primeros descubrimientos de Arte Rupestre tuvieron lugar en Europa a mediados del siglo XIX, más concretamente en la cueva de Altamira, en Santander (España), por parte de Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María, quienes lo presentaron ante la comunidad científica en el año 1880, aunque, como suele ocurrir en estos casos, no se le dio demasiado crédito negándoles la autenticidad, pero pronto tuvieron que retractarse cuando se comenzaron a descubrir yacimientos semejantes en otros lugares de España y Francia:

Cueva de Altamira, Cantabria (España)
Como ya hemos indicado más arriba, el Arte Rupestre que nos ocupa como posible predecesor del cómic se divide en dos tipos; los petroglifos y la pictografía.
 

Representación solar en Santo Domingo de Guzmán, Ecuador. Fotografia de Diego González Ojeda

Un petroglifo es una imagen grabada en la superficie rocosa con el sistema de la sustracción del material de la roca mediante otros elementos de dureza superior, pero al ser bastante más frágiles y propensos al desgaste que las pinturas, la mayor cantidad de ellos no habría llegado hasta nuestros días. Sus representaciones sueles ser líneas y figuras geométricas. Para ello se realizaban tres diferentes técnicas: la percusión, o golpeteo de un objeto duro y puntiagudo mediante otro que se utilizaba como martillo; el rayado, mediante un objeto afilado, y la abrasión, consistente en el pulido de la piedra con arena y agua.


Detalle del mural de Cerro Colorado, Córdoba, Argentina.
Fotografía de Esteban Acosta Vivas
Por su parte, un pictografía son grafismos realizados sobre las rocas mediante pigmentos, lo que normalmente denominamos Pintura Rupestre, que, como ya hemos visto anteriormente se preparaba con minerales como el óxido de hierro, carbón, manganeso, cinabrio o arcilla, mezclados con productos animales como sangre, huevos, grasas, o vegetales como colorantes y grasas, obteniendo así diversos colores. Estos pigmentos se aplicaban bien con las manos o con otros instrumentos artificiales a modo de pincel. El color más utilizado es el rojo, que se conseguía mediante el óxido de hierro (hematita y goethita) y el cinabrio (mezcla de mercurio y azufre. Todos los materiales empleados para la elaboración eran de procedencia natural por lo que su preparación llevaba un largo proceso. El hecho de que aparezcan otros colores y diversas tonalidades quiere decir que los artistas de aquella época ya conocían el proceso de mezcla de los materiales.

El Arte Rupestre puede encontrarse en cualquier continente del planeta si exceptuamos la Antártida y es algo común a toda la humanidad:

Pintura rupestre en Lascaux, Francia.
En Europa están los yacimientos de la región franco-española que se extienden por el sur de Francia (La Mouthe, Niaux, Font de Gaume, Lascaux, Chauvet, Cosquer…) y el norte de España, zona cantábrica (Altamira, El Castillo, Maltravieso…), con más de trescientas grutas y con más de 25.000 años de antigüedad, y que se caracteriza por la profundidad de las cuevas y por la representación de animales ya extintos o desaparecidos de esta región: mamuts, bisontes, renos, pingüinos, leones y rinocerontes.
         Al Este de la Península Ibérica se encuentra la zona del arte levantino, de unos 8.000 años y que se caracteriza por aparecer al aire libre en huecos o abrigos en las laderas de las montañas. Es una pintura más esquemática y representa principalmente escenas de la vida cotidiana: caza, pesca, danzas, combates… En el Norte de Europa es la zona del Fiordo de Alta, con una antigüedad cercana a los 4.000 años. También son importantes los yacimientos del la llanura lombarda de los Alpes italianos de la Valcamonica y el Valle de Çoa en Portugal.

Alta, Noruega. Posible representación de 
una escena de pesca. Alta Museum
En África tiene particular importancia toda la zona de El Tassili n’Ajjer, en pleno desierto de Sahara, lo que indica que aquellas tierras fueron fértiles y pobladas hace más de 6.000 años. Otro punto importante es Drakensberg Park, en Sudáfrica, donde aparecen gran profusión de animales y seres humanos representando diversas escenas de la vida cotidiana y espiritual de aquellas culturas.
Así mismo, en Oceanía encontramos el Parque Nacional Kakadu del Territorio del Norte de Australia, donde, desde hace más de  40.000 años hasta la actualidad, se vienen realizando unas pinturas bastante extrañas y peculiares por parte de las tribus aborígenes. Tampoco debemos olvidarnos de la Isla de Pascua, perteneciente a Chile, en la que la cultura Rapa Nui dejó para la posteridad, además de sus conocidísimos Moai, una gran cantidad de pinturas y petroglifos, como la del hombre-pájaro, uno de sus mitos más representativos.
Asia, por su parte, es un continente particularmente rico en estas manifestaciones, en especial el sureste de China, donde en Huashan se encuentra el mural rupestre más grande del mundo y en el que ya se ven guerreros con espadas que datarían de más de 2.000 años. También en la India hay yacimientos de importancia, como el de la región de Bhimbetka, en los que aparecen figuras pintadas de verde.
Y, finalmente, en América encontramos una serie de culturas precolombinas muy ricas en matices, como la de la Sierra de San Francisco en la Baja California, donde, gracias al clima tan seco, las pinturas se han conservado a la perfección. O en la Sierra de Capivara, en Brasil, donde aparecen diversas ceremonias y ritos. Pero especialmente espectacular es La cueva de las manos de Río Pinturas, Argentina, con una antigüedad de más de 10.000 años, en la que podemos observar la técnica del negativo.

Cueva de Las manos (Argentina). 
Un alero saliente presenta, en diversos colores, improntas de manos en negativo.




BIBLIOGRAFÍA:


-          Anna Alonso Tejada i Alexandre Grimal Navarro: L´Art Rupestre del Cogul. Primeres Imatges Humanes a Catalunya, Pagès Editors, Lleida, 2007 (ISBN 978-84-9779-593-7).
-          Anna Alonso Tejada y Alexandre Grimal, Introducción al Arte levantino a través de una estación singular: la Cueva de la Vieja (Alpera, Albacete), Alpera, (ISBN 84-605-9066-6).
-          Consens, Mario. "Prehistoria del Uruguay". CIARU 1997 C.I.A.R.U., Centro de Investigación de Arte Rupestre del Uruguay (30 Nov. 1997).
-          Martínez Celis, Diego y Botiva Contreras, Alvaro. Manual de arte rupestre de Cundinamarca. ICANH-Gobernacion de Cundinamarca. Segunda Edicion, 2004.
-          Martínez Celis, Diego, Botiva Contreras, Álvaro. Introducción al arte rupestre.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/introduccion.html
-          BAHN, Paul. Prehistoric art. Cambridge Ilustrated History, 1998.
-          BOTIVA CONTRERAS, Álvaro. Arte rupestre del río Guayabero: pautas de inter-pretación hacia un contexto socio-cultural. Informes Antropológicos No. 2, p. 39-74. Instituto Colombiano de Antropología ICAN, Bogotá 1986
-          Pinturas y grabados prehispánicos: historia, arte y realidad. Guía de nuestro pasado y nuestro presente. El Espectador, 20 de mayo, p. 1 y 2b. Bogotá, 1989.
-          La socialización de la geografía aborigen: el arte rupestre en Colombia. Diversidad es Riqueza, Instituto Colombiano de Antropología - ICAN, Instituto Colombiano de Cultura - COLCULTURA, Consejería Pre-sidencial para los Derechos Humanos. pág 14-17 Bogotá. 1992a.

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