PERSONAJES DE PAPEL: Historia del cómic - Antiguo Egipto, por Fe.Li.Pe.
Si
al principio de esta civilización era más frecuente el trabajo en la piedra con
sus grabados y esculturas, cuando la capital del imperio se traslada a Tebas
tienen el problema de que las rocas de la región se resisten a sus cinceles y
martillos, por lo que se ven obligados a utilizar la pintura. Tanto los dibujos
como los jeroglíficos aparecen entonces con un colorido vivo y exuberante y,
tanto en unos como en otros, tratan, sobre todo, de la vida del más allá y de
sus dioses preferidos dentro de la pléyade de dioses que poseían, pues una de
las finalidades primordiales del arte egipcio es la de ayudar al alma del
difunto en su tránsito al mundo de los muertos. Estamos hablando de mil
quinientos años antes de Cristo.
A
partir de ese momento, la pintura va desarrollándose a gran velocidad,
alcanzando un nivel artístico desconocido hasta entonces. Los temas continuaron
siendo los mismos durante mucho tiempo: la vida de los difuntos en el más allá,
la representación de los dioses, etcétera, pero durante el reinado del faraón
Amenofis IV (de 1370 a 1350 a.C.) surge una tendencia más realista de este arte
propuesta por el mismo monarca, representándose diversas actividades sociales y
económicas, así como animales o plantas, sin embargo esto duraría poco, pues
con su muerte y la llegada al trono de Ramsés, se vuelve a la temática
tradicional.
Es
una pintura, como ya hemos indicado, mural, lo que se conoce como “al fresco”,
debiendo ser preparada previamente la pared en la que se pretende trabajar
mediante el enfoscado y el enlucido con una capa de arena y yeso húmedos que
puedan absorber la pintura, la cual se distribuye, normalmente, en franjas. También pueden encontrarse ejemplos de pintura
sen papiros, sobre todo en la temática religiosa, como en el famoso “Libro de los muertos”, y a veces sobre
esmaltes en joyas, amuletos, escarabajos, estatuillas o azulejos.
La
pintura procedía de pigmentos naturales extraídos de tierras de diferentes
colores que se mezclaba con agua y, a veces, se utilizaba clara de huevo, goma
o cola para darle más firmeza.
Las
figuras egipcias se caracterizan por estar dibujadas de perfil y el tronco de
frente, bordeadas mediante una línea oscura y sin volumen ni profundidad o
perspectiva, superponiendo las figuras sin más. A veces el arte egipcio es
bastante semejante al cubista, como podemos observar en “La plañideras”,
mujeres que lloraban por la muerte de alguien, donde nos llama la atención la
posición frontal de los ojos en oposición al perfil del resto de la figura:
En
la representación de las figuras humanas podemos advertir las diferencias en
color de la piel, pero debemos hacer notar que la población original egipcia
eran los camitas, de rasgos negroides, sin embargo, aunque los faraones eran en
principio de la misma raza, se fueron aclarando a causa de los matrimonios con
mujeres procedentes de otros pueblos arios, sobre todo de Mesopotamia:
A
la hora de la representación era muy importante la jerarquía de las figuras simbolizadas,
pues las imágenes más importantes eran más grandes que las del resto y
mostraban actitudes hieráticas y sin expresividad alguna. Así, el faraón era de
la misma estatura que los dioses, pues él mismo era un dios vivo, mientras que sus
mujeres y sus hijos se dibujaban más pequeños. Muchos
de sus dioses eran el resultado de una simbiosis entre humanos y animales y así
aparecían encarnados con cuerpo de hombre y cabeza de animal, como halcones,
cocodrilos, gatos, ibis…
La
imagen de los animales poseía gran libertad expresiva, en contraposición con
las figuras humanas, eso mismo ocurría con las plantas y cualquier otro tipo de
ornamentación.
Los
motivos, como ya hemos indicado, son tanto mitológicos, decorativos o escenas de la vida cotidiana,
sobre todo las que estaban destinadas a la manutención o entretenimiento del
difunto en la otra vida.
Aunque
existen numerosos ejemplos, es la Tumba de Nefertari, esposa de Ramsés II,
durante el siglo XIII antes de Cristo, la muestra que mejor ha llegado hasta
nuestros días y, curiosamente, las pinturas no aparecen en franjas
superpuestas, sino que las escenas ocupan toda la pared:
Pero
antes de cerrar el artículo, no me resisto a no llamar vuestra atención sobre
algo tan mundano como la moda de la época, con ropas ligeras y transparentes,
escotes bastante generosos, sino con los pechos al aire, cabellos lacios o con
rastas, y una gran cantidad de collares, brazaletes y demás adornos, y es que
el antiguo pueblo egipcio poseía un elevado concepto de la estética y la
higiene corporal, incluso se depilaban todo el cuerpo, llegando a un gran
refinamiento en la fabricación de perfumes, cremas y demás ungüentos, así como
de pelucas, tocados y sandalias o zapatos.
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