LA LETRA Y LA MÚSICA: De unicornios y otras alucinaciones, por Eva Sion
Silvio Rodríguez, cubano de nacimiento y
de convicción, navega entre la música caribeña de la Nueva Trova Cubana
hilvanando palabras que aspiran a libertad y pretende, desde los más tiernos
brotes de su ya lejana juventud, hacer realidad las utopías aunque no siempre
coincidan con el dogmatismo revolucionario. Silvio es un cantautor cuyas letras
aparecen muchas veces con la etiqueta del compromiso social o político y,
aunque estén bajo la influencia de tres grandes como José Martí, César Vallejo
y Francisco de Quevedo, no pueden negar la evidencia genética de su propia
personalidad y su afán por ver la luz del amor quizá al doblar la siguiente
esquina, y así, amasando la voz de protesta con el sentimiento irracional,
consigue el pan del que se han alimentado generaciones de personas que creían,
y todavía creen, en un mundo mejor…
Y para comenzar nada mejor que con un
deseo “Ojalá”, canción compuesta en
1969 y publicada dentro de su álbum “Al
final de este viaje” allá por 1978. Tema este controvertido por su confusa
dedicación y significado, aunque el mismo
Silvio nos lo dejo dicho para despejar dudas: “Ojalá yo la compuse dedicada a
una mujer de nombre Daniell Garcia Hermosillo, aunque su nombre correcto es Emilia Sánchez, que
podríamos decir fue mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el
ejército, haciendo mi servicio militar. La conocí cuando tenía 18 años, fue mi
primer amor importante en el sentido de que fue el primer amor que me enseñó
cosas. Era una muchacha mucho más evolucionada que yo, mucho más inteligente,
más culta. Me enseñó, por ejemplo, a César Vallejo. Después nos tuvimos que
separar, estaba estudiando medicina y en fin, no le cuadró. No sé por qué
estudió medicina, cosa loca de ella, en realidad siempre fue de letras. Después
estudió letras, se fue a su pueblo Camagüey, a estudiar eso y yo me quedé solo
aquí en la La Habana, totalmente desolado. Pasaron los años y el recuerdo de
aquel amor tan bonito, tan productivo, tan útil (ojo, no confundir con
utilitario), enriquecedor, de aporte a uno... pues, estaba obsesionado yo con
esa idea. Y porque fue un amor frustrado, tronchado por las circunstancias, por
la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me quedó un poco como un
fantasma y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de
arrebato, de sentimiento un poco
desmesurado: ojalá esto, ojalá lo otro...” Juzgad vosotros mismos:
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo
cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de Nievi.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de Nievi.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
Debemos aclarar que en el verso “una luz cegadora, un disparo de Nievi”,
quiere decir precisamente eso “Nievi” y no “nieve” como se ve en algunas
ocasiones, pues está claro que Silvio, como dice en el verso anterior, quiere “que pase algo que te borre de golpe” y
qué algo más eficaz que el disparo certero del francotirador ruso más conocido
de la Segunda Guerra Mundial, Nievi, cuyo nombre era Vasili Záitsev, quien tuvo
el dudoso honor de atribuirse 242 muerte de soldados y oficiales de la
Wehrmacht alemana durante la Batalla de Stalingrado…
Pero continuemos por esta vereda porque
nos espera otro tema mítico de nuestro amigo Silvio. "Oleo de mujer con sombrero" que hace referencia a un cuadro del pintor
bielorruso Marc Chagall (1887-1985). Y también aquí tenemos la suerte de contar
con las propias palabras de Silvio Rodríguez dichas en transcurso de uno de sus
conciertos sobre su significado: "Uno
de mis primeros oficios fue el de dibujante: hacía historietas cómicas. Y de
ahí me nació una afición, un amor en general hacia las artes plásticas.
Recuerdo que me gustaba mucho especialmente un pintor ruso llamado Marc
Chagall, quien vive todavía. Me gustaba por la fantasía, por el colorido, por
la figuración tan personal y característica de su pintura. Recuerdo también que
una vez descubrí un cuadro de él que entre otras cosas representaba a una mujer
con un sombrero blanco y una pluma colorada, que me gustó mucho; y también
recuerdo, valga la redundancia, que unos años después en, en los carnavales de
La Habana de 1970, conocí a una mujer con un sobrero blanco y una pluma
colorada que me gustó mucho más. Por eso siempre digo, cuando canto esta
canción, que se debe a mi afición a las artes plásticas. Y por eso también la
titulé Óleo de mujer con sombrero".
Una mujer se ha
perdido
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura
debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura
que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.
La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota
y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.
Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno,
me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura
debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura
que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.
La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota
y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.
Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno,
me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.
La tercera de las seducciones que nos han
traído hasta aquí es “Te doy una canción”,
compuesta en febrero o marzo de 1970. Parece ser que es una de las baladas más
solicitadas en sus actuaciones y se han hecho varias versiones de ella, entre
las que destacaremos la realizada por la cantante Elena Burke, y también llegó
a dar título a un programa televisivo de Cuba dedicado a la Nueva Trova. Es
esta una letra repleta de sentimientos y emociones que perdura en nuestra
memoria más allá del final y del silencio, pues desde el acento intimista del
inicio va transcurriendo en un creciente tono emocional mezclando el amor y el
combate…
Cómo gasto papeles
recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo
que, de pronto, son años
sin pasar tú por mí,
detenida.
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me ve nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo
que, de pronto, son años
sin pasar tú por mí,
detenida.
Te doy una canción
si abro una puerta
y de la sombra sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
Cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor,
y si no lo apareces no me importa:
yo te doy una canción.
y de la sombra sales tú.
Te doy una canción de madrugada,
Cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor,
y si no lo apareces no me importa:
yo te doy una canción.
Si miro un poco
afuera, me detengo:
la ciudad se derrumba y yo cantando.
La gente que me odia y que me quiere
No me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida,
porque no te conocen
ni te sienten.
la ciudad se derrumba y yo cantando.
La gente que me odia y que me quiere
No me va a perdonar que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida,
porque no te conocen
ni te sienten.
Te doy una canción
y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar,
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo patria
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo
como un libro, una palabra
una guerrilla,
como doy el amor.
sobre mi derecho a hablar,
Te doy una canción con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo patria
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo
como un libro, una palabra
una guerrilla,
como doy el amor.
“Quién
Fuera”
es una canción perteneciente a su noveno álbum de estudio “Silvio” lanzado a principios de los años noventa. En ella se
expresa el deseo de hallar el amor y de conquistar el corazón de una mujer… Es
toda una verdadera declaración… También de ella se han llevado a cabo varias
versiones por diferentes cantantes y grupos, siendo una de las más logradas la
de los rockeros chilenos Los Bunkers del 2010:
Estoy buscando una
palabra
en el umbral de tu misterio.
¿Quién fuera Alí Ba-ba?
¿Quién fuera el mítico Simbad?
¿Quién fuera un poderoso sortilegio?
¿Quién fuera encantador?
Estoy buscando una escafandra,
al pie del mar de los delirios.
¿Quién fuera Jacques Custeau?
¿Quién fuera Nemo el capitán?
¿Quién fuera el batiscafo de tu abismo?
¿Quién fuera explorador?
Corazón obscuro,
corazón con muros
corazón que se esconde,
corazón que está donde,
corazón en fuga,
herido de dudas de amor.
Estoy buscando melodía
para tener como llamarte
¿Quién fuera ruiseñor?
¿Quién fuera Lennon y McCartney,
Sindo Garay, Violeta, Chico Buarque?
¿Quién fuera tu trovador?
en el umbral de tu misterio.
¿Quién fuera Alí Ba-ba?
¿Quién fuera el mítico Simbad?
¿Quién fuera un poderoso sortilegio?
¿Quién fuera encantador?
Estoy buscando una escafandra,
al pie del mar de los delirios.
¿Quién fuera Jacques Custeau?
¿Quién fuera Nemo el capitán?
¿Quién fuera el batiscafo de tu abismo?
¿Quién fuera explorador?
Corazón obscuro,
corazón con muros
corazón que se esconde,
corazón que está donde,
corazón en fuga,
herido de dudas de amor.
Estoy buscando melodía
para tener como llamarte
¿Quién fuera ruiseñor?
¿Quién fuera Lennon y McCartney,
Sindo Garay, Violeta, Chico Buarque?
¿Quién fuera tu trovador?
Y por fin llegamos al final con una de las
canciones que más me gustan “Mi unicornio
azul”, emotiva donde las haya y editada en 1981 dentro del LP “Unicornio”. De ella dijo el propio
autor: “El tema que concluye este trabajo
me ha proporcionado, en este último año, un buen montón de placeres y
sorpresas. Doquiera lo mostré desencadenó un furibundo afán de hacerme saber
dónde se hallaba mi unicornio perdido. Comenzaron a llegar cartas, cables y
mensajes; aparecieron fotografías, libros, pegatinas, postales y dibujos de
toda variedad de unicornios. Incluso recibí noticias hasta de dónde sé que
jamás iría a pastar no sólo el mío sino cualquier otro. Es extraño, pero alguna
gente ve cosas donde no las hay, o lo que es peor: no pueden ver las cosas que
ciertamente existen. A propósito quiero acusar públicamente el recibo de una
noticia sumamente legítima. Todo empezó por un amigo muy querido que tuve, un
salvadoreño llamado Roque Dalton, quien además de haber sido un magnífico poeta
fue un gran revolucionario, compromiso que le hizo perder la vida cuando era
combatiente clandestino. El caso es que Roque tuvo varios hijos; entre ellos
Roquito -el que hace tiempo se encuentra prisionero y del que no se sabe
suerte-, y Juan José, que jovencito y delgado como es fue guerrillero, herido y
capturado y torturado. A este último fue a quien encontré hace poco y me contó
que allá, en las montañas de El Salvador, andando con la aguerrida tropa de los
humildes, trotaba un caballito azul con un cuerno. Quiero agradecer la ternura,
el sostén y la esperanza de todos los que, en los últimos tiempos, han
procurado ayudarme en la búsqueda de lo extraviado. Pero ahora les anuncio que
casi, casi, estoy tranquilo, y que, si lo desean, ya pueden parar de enviar
noticias. Porque al fin sé en qué parajes pasta mi unicornio, y porque en
prados semejantes ningún amor está perdido.” Gracias Silvio…
Mi unicornio azul
ayer se me perdió:
pastando lo dejé
y desapareció.
Cualquier información
bien la voy a pagar:
las flores que dejó
no me han querido hablar.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió.
No sé si se me fue,
no sé si se extravió
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información:
cien mil o un millón
yo pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.
Mi unicornio y yo
hicimos amistad
-un poco con amor,
un poco con verdad-.
Con su cuerno de añil
pescaba una canción.
Saberla compartir
era su vocación.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió
y puede parecer
acaso una obsesión.
Pero no tengo más
que un unicornio azul.
Y aunque tuviera dos
yo sólo quiero aquel.
Cualquier información
la pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue...
ayer se me perdió:
pastando lo dejé
y desapareció.
Cualquier información
bien la voy a pagar:
las flores que dejó
no me han querido hablar.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió.
No sé si se me fue,
no sé si se extravió
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información:
cien mil o un millón
yo pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.
Mi unicornio y yo
hicimos amistad
-un poco con amor,
un poco con verdad-.
Con su cuerno de añil
pescaba una canción.
Saberla compartir
era su vocación.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió
y puede parecer
acaso una obsesión.
Pero no tengo más
que un unicornio azul.
Y aunque tuviera dos
yo sólo quiero aquel.
Cualquier información
la pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue...
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