DIBUJAVIER: La mirada y su juego, por Javier Alamán Sánchez – Mayo 2013

A lo mejor en alguna ocasión, hemos tenido una situación similar a la que voy a describir: vemos un grupo de amigos o una pareja, con aire de turista, gente que pasea por una ciudad con la cámara al hombro y que van fotografiando lo que les llama la atención. La típica escena del fotógrafo amateur. En alguna situación, alguien se detiene ante algo aparentemente anodino y se pone a pensar un encuadre, se toma su tiempo y calibra la fotografía. Seguramente nos llama la atención que intente fotografiar el “no importa que” y acabamos curioseados ante su gesto concentrado. Se echa hacia adelante, hacia atrás y dispara ocasionalmente. Pero dispara, ¿A qué? Como esto además de estupor, produce una incomodidad digna de aclaración, alguien se acercaría al “extraño” fotógrafo y le diría: ¡¿Pero qué estás fotografiando…si no hay nada?! Es muy probable que la respuesta sea la callada o que ese fotógrafo, aparte su empresa para dirigirnos una mirada y sonrisa cómplice con alguna frase tipo: ¿Cómo que no hay nada? ¡¿No lo ves?! Y, sin duda, será lo que no deseamos que nos digan, porque si no lo vemos es que, para nosotros no hay n-a-d-a.
PATERNA - Javier Alamán
A lo mejor en alguna ocasión, hemos sido testigos de una situación similar a la de estar en un museo o galería, frente a alguna de esas obras de arte, que según nuestro punto de vista, no merecen más de unos segundos de miramiento. Y nos hemos sorprendido de ver a una persona que lleva un buen rato mirando la obra, acercándose, alejándose, rodeándola si se puede, recreando una mirada que se nos antoja tan particular, que nos da morbo preguntarle: ¿Qué miras con tanto detenimiento? ¡¿Por qué le dedicas tanto tiempo?!

A lo mejor en alguna ocasión, hemos ido al cine con los amigos y en mitad de la peli, hemos recibido un comentario de alguna secuencia que ha desmontado la manera que teníamos de verla. O viendo la tele con nuestra familia, una aguda observación ha cambiado totalmente el código, que intuíamos más plano, de un anuncio de publicidad que nos resultaba gracioso y trivial.

TRAS CRISTAL -  Javier Alamán
Esta claro que hablamos de mirada y de observadores. Del querer apreciar y disfrutar las imágenes. Si sabemos entrar en el juego de la mirada entramos en un mundo poliédrico, polisémico, que esta deseando probar nuestra complicidad. Es más, desarrolla unos reflejos que hace que seamos más permeables a las imágenes y que relacionemos nuestra personalidad en constante construcción con el aporte diario de los muchos códigos de la imagen. Seleccionando, desechando, criticando, admitiendo y adoptando el lenguaje tan del siglo XXI. La mirada, que es el tema que ocupa esta sección, hace que seamos más creativos y personales en plantear cosas, en comunicarnos. En entender el mundo y así captarlo.
SEDUCCIÓN - Javier Alamán
Ocupándonos de un tema tan universal como es el de hacer una foto. ¿Qué nos motiva a disparar y captar una imagen? Y cuando lo hacemos, ¿qué seleccionamos? O mejor aún, ¿merecerá la pena que dispare esta fotografía? En tiempos de discos duros de Terabytes y su inmensa capacidad para almacenar imágenes sin ningún esfuerzo, casi no reflexionamos en el valor de ésta, en el discurso que deseamos con ella. Es obvio que lo primero que obtenemos es el recuerdo puro y duro, en forma de foto testimonial, de anécdota detenida. Pero las fotografías que deseamos hacer con un discurso más personal y elaborado, requiere que planteemos claves. Estas claves pueden obedecer a un discurso premeditado con intencionalidad racional o reflejar cierta pulsión subjetiva y automática. En la fotografía, el instante detenido y su obtención, casi siempre suele venir de una intuición confirmada tras el disparo. El sentimiento de “¡Lo tengo!”, cuando has disparado lo que deseabas. 

SOLA - Javier Alamán
Hay imágenes reposadas y otras que son puro reflejo. El instante decisivo que decía Cartier Bresson, la foto es el disparo en el momento adecuado, ni antes ni después. Es más, la foto es el encuadre de lo que se desea sacar, ni más ni menos. La composición determinará la lectura. Podemos jugar con ventaja y hacer las trampas lícitas en el mundo artístico para crear el mundo que pretendemos. Mirar por el visor, o la pantalla, y decir “¡De aquí a aquí!” eso conseguirá que se muestre clara una idea. O que pretenda ser más ambigua o no, más críptica o no, más polisémicas o no. Jugar al fin y al cabo.

Veamos unos ejemplos en algunas fotos que ilustran este artículo:

TOBOGÁN - Javier Alamán
Un día gris me ofrece una luz tamizada con luces y sombras equilibradas. Luz ideal para el discurso de esa foto. Un tobogán, un charco y unas hojas flotando en él. Hojas caídas, metáfora del cambio, de la decadencia, de la muerte y mostrar lo justo del tobogán en el encuadre para jugar con la idea de deslizamiento hacia el charco. Un guiño sutil entre dos objetos.

PUERTAS -  Javier Alamán
Dos puertas, una tapiada y otra no. En clara dualidad, se habla de la vida y la muerte. De la actividad transitada y la inactividad definitiva. Aún recuerdo el estupor de una anciana cuando tomaba esta fotografía…ella no veía nada.

PARÍS - Javier Alamán
En París, y hace ya unos años, había una imagen diaria asombrosa si paseabas por las calles y observabas a través de los cristales esmerilados de las marquesinas de las paradas de autobús. ¡Todo parecía frotado con grafito, como si de un dibujo impresionista se tratara! Todo tan gráfico que era digno de fotografiarse.

ESCALERAS -  Javier Alamán
Unas escaleras, las sombras de la baranda y un gran pilar metalizado, ofrecen una buena excusa para componer algo abstracto y sugerente. El disfrute de una buena composición con sus luces y sombras cogiendo exactamente lo que deseas que salga en el encuadre.

DIANA EN VERSALLES - Javier Alamán
Una estatua envuelta para su conservación se nos muestra misteriosa. Su brazo parece querer liberarse. A la vez nos ofrece una pista de su identidad. La piedra se humaniza. Los árboles del fondo incrementan esa sensación de frío misterio.

CIELO Y TIERRA - Javier Alamán
Unos rascacielos se erigen por encima de las copas de unos árboles. Si encuadro en mi composición, las copas de los árboles en la zona de la tierra y el la del cielo los rascacielos, creo una nueva visión. Otra dualidad entre natural y artificial, entre terrenal y celestial…¡Triste anécdota con las Torres Gemelas nunca más fotografiadas!

ROBERTO - Javier Alamán
                                                                                                         
Un día neblinoso abre el cielo para sacar el sol. Tamizándolo a través de la copa del abeto consigo sacar una foto con detalle en las figuras, evitando que queden en silueta. El gesto del esquiador haciendo, casualmente, un triángulo con sus palos, me remite a un concepto espiritual. Esta es una foto de reflejos, susceptible de análisis posterior. El sol y el árbol, con su simbología de naturaleza mística, el esquiador y su pose. Una imagen anecdótica con una composición que la lleva más allá de una foto de esquí.

LA AMENAZA - Javier Alamán
Otra de esas fotos que es necesario ver. Unas ramas amenazantes hacia la fachada de una casa. Lo natural amenaza lo artificial.
MATI - Javier Alamán

Un punto de vista cenital y el cuidado de disparar la foto sin sacar ningún referente claro del ser humano, como por ejemplo: unas manos, abstrae la composición. Tenemos una imagen ambigua que nos obliga a detenernos en su contemplación.

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